El professor Dominguez ens va enviar en temps, com en ell és habitual, el
text d’aquest treball per a que fos exposat el pasat mes de setembre. Per
motius personals de l’administrador del bloc, aquesta data no es va poder
cumplir i avui, un mes mes tard del que ahuria d’haver estat la seva data de
publicació, apareix aquest escrit que tracta d’un tema que encara que sigui
vell continua estant en plena vigencia.
Fa pocs dies, una enquesta de l’”Organización de
Consumidores y Usuarios” situava a l’Hospitalet com la segona ciutat d’Espanya
pel que fa a percepció d’inseguretat. De fet, no és res de nou. Podem dir que
la delinqüència és un mal endèmic en la nostra ciutat. I no és pas estrany, des
del punt de vista urbanístic i social formem part de la periferia d’una àrea
metropolitana, som un suburbi.
Per il·lustrar aquest fet, proposem un article aparegut a
la revista En equipo, de l’Associació
de Veïns de Santa Eulàlia, de maig del 1975. Com veiem en la portada, el tema
central de la publicació era el binomi atur obrer/delinqüència juvenil. I
reproduïm el text que venia signat pel Grup de Joves de l’entitat que ens
informa que en aquells moments el problema de la delinquència entre els joves
era greu, al barri i arreu.
En l’article, es fa l’anàlisi del problema, exposant les
que es pensava que eren les seves causes, tot començant per l’origen immigrant
i el desarrelament dels nois i les noies. Com correspon a una associació de
veïns en els anys setenta, es posa l’èmfasi en la manca i deficiències dels
equipaments socials, culturals, educatius, esportius, etc que com sabem es
patien en aquells anys. Finalment es parla del fracàs escolar i els problemas
laborals.
Si treiem els esments a la manca de serveis públics, la
resta del text és força aplicable al que passa avui. Les causes esmentades,
excepte les cojunturals provocades per un ajuntament franquista que fins feia
molt poc només s’ocupava dels interessos del sector del totxo, és a dir, les
causes estructurals, són les mateixes.
El text és el següent:
”GRUPO DE JÓVENES
No pensamos hacer en
estas páginas un estudio exhaustivo pero infructífero sino centrar el problema
en lo que nos atañe. Muy a menudo hablamos de gamberrismo y de los gamberros
como si tal cosa, se dan cuatro sentencias
y se acaba dando soluciones generalmente muy simples. Creemos que el
problema es mucho más complejo, que implica responder muchas más cosas y el
deber de comprenderlo mejor, con una visión más amplia, antes de dar
"remedios".
ALGUNAS CAUSAS:
Tal vez habría que
empezar por un pequeño pueblo de Andalucía, Castilla o Murcia, por unas
familias que pagan todas las consecuencias de una calamitosa política económica
en el campo, todas las consecuencias de
un "desarrollo" sin orden ni concierto dirigido a las ganancias
inmediatas por unos pocos. Veríamos que estas familias han de abandonar su
pueblo, marchar porque en el campo lo que sobra es hambre y no trabajo como
diría algún "Plan de Desarrollo", lo que sobra son grandes
latifundios infructíferos, desaprovechados, sin una justa y rentable
distribución, sin una verdadera industrialización.
El emigrar supone ir
a una gran ciudad a acogerse a lo primero que se encuentre. Esto supone ir a
parar a un suburbio o a una localidad a las afueras, habitar en una especie de
cementerio viviente, entre fábricas, humos y suciedad. Se produce ya una cierta
marginación formándose núcleos urbanos de gente un tanto desarraigada, que de
repente se ha encontrado en otra tierra, con otra cultura otra lengua incluso.
Evidentemente el
vivir en Sarriá o en Sta. Eulalia no es ninguna casualidad, ni cuestión de
gustos. Es el historial de uno, la situación en la sociedad lo determina esto
al igual que otras muchas cosas. Así los niños de estas familias se encontrarán
en un barrio monótono, aburrido, insano, almacenados como materia prima a la
espera de continuar en la fábrica o taller el mismo oficio que heredará de su
padre: explotado. Oficio gracias al cual puede mantenerse y existir la cercana
ciudad tan cuidada, bonita, atendida y con gente tan educada.
Este niño no tendrá
ni una sola guardería gratuita en el barrio a la que ir. El Ilmo. Ayuntamiento
“colaborará" no subvencionando ningún centro recreativo para niños,
abandonando su formación a la TV. Las únicas posibilidades que le quedan son
quedarse en casa con lo que por cada jarrón roto se ganará tres bofetadas, o la
calle. En la calle encontrará con que todo el presupuesto para zonas y parques
infantiles se ha gastado instalando a 2 km de su casa una silla colgante
llamada columpio alrededor de la cual hacen cola 50 niños. Tendrá que decidirse
a divertirse como pueda: puntería con las bombillas, dibujitos en los coches,
unirse 465 como él y perseguir a otros 465, hacer "pam y pipa" al
policía. . .
Pasará el tiempo y
con él crecerá un sentimiento de aversión a todos los que pueden ir a la
escuela desde pequeños, a todos los que pueden pagan tantas posibilidades que
él no tiene, a los que se divierten sin arriesgarse a recibir un bofetón o pasar por
la comisaría, a todos los que son respetados y pueden aprender lo que es la
sociabilidad, la confianza... Por otra parte es posible que se sienta
desplazado en la misma familia. Sus padres tendrán que trabajar y poco tiempo
podrán estar por él, los nervios de una jornada agotadora se descargarán a la
mínima travesura del nuño. El afecto que necesita lo buscará en los compañeros
de fatigas que estarán en una situación semejante a la suya y ante los cuales
querrá demostrar sus "virtudes" realizando todo tipo de proezas.
A los 6 años la Ley
de Educación dirá que ha terminado su "enseñanza" preescolar
voluntaria y que ha de iniciar la E.G.B. Con un poco de suerte y con el sacrificio
de sus padres que tendrán que pagar los libros, material, permanencias, gas, luz
y gastos varios de la enseñanza "gratuita", tal vez puedan iniciarla.
El niño que no ha tenido oportunidad de asistir a una guardería o a un
parvulario llega a la escuela en
situaci6n de desigualdad con respecto a sus compañeros. Su retraso en
leer, en escribir y en cuentas le hará sentirse cohibido frente a los demás y
esto repercutirá sin duda en su sociabilidad. Irá quedando descolgado, le
parecerá chino lo que dice el profesor (que por otra parte en una clase de 40 o
50 no podrá dedicarse a cada uno en especial) y crecerá en él la aversión a una
enseñanza que de nada le sirve. En definitiva, la escuela puede aumentar su
marginación y agresividad.
Como una
consecuencia inevitable más, posiblemente acabará trabajando en cualquier
taller con unas condiciones de trabajo pésimas y más que nunca esperará el
momento de reunirse con su grupo de amigos, entre los cuales se siente
realmente independiente y libre, en el bar de la esquina y a falta de centros
donde reunirse y llevar actividades, a falta de una auténtica y sana política
tanto recreativa como cultural desde la infancia, con una cierta dosis de odio
a un sistema que le ha marginado de un desarrollo normal, de aversión a todo el
que se identifique con este sistema, "eligirán" la calle como lugar
de sus actividades y como forma de vengarse de su situación.
Se iniciará en el
robo como forma de satisfacer las absurdas necesidades que la misma sociedad le
crea (tendentes todas a extremar el ansia por el consumo privado) pero que no
le da ninguna facilidad para que las satisfaga.
De todo lo dicho
creemos que ha de quedar claro:
- Es un factor
fundamental en la derivación a la delincuencia el ambiente en que se nace y se
vive: familia, tipo de barrio, escuela (si la hay), trabajo, nivel de vida…
- Por debajo de
estos factores, como causa explicativa de estos ambientes, están todas las
desigualdades sociales y culturales provocadas por un determinado desarrollo
dentro de un cierto tipo de sistema económico legitimado y que pretende hacerse
pasar por el único posible y el más justo.
- Responsables
directos de estas desigualdades y de sus consecuencias directas (entre ellas la
delincuencia) serán precisamente los legitimadores y mantenedores de este
sistema, los que de una forma más directa lo rigen y controlan.
- El problema de la
delincuencia juvenil lleva a descubrir todas las deficiencias de una política
educativa discriminatoria, la necesidad de una enseñanza realmente gratuita a
todos los niveles y una planificaci6n cultural que atienda a los sectores más
desfavorecidos.
- Otras muchas
cosas.
NUESTRO BARRIO.
Evidentemente es de
los más apropiados para que se desarrollen todas las circunstancias que
conduzcan a un muchacho normal a las situaciones que hemos visto anteriormente.
Las deficiencias son tantas que sería más práctico nombrar lo que no nos falta.
Junto a una "semana cultural" nos encontramos con 358 días de
fomentación de la incultura y la deformación.
REPRIMIR O PREVENIR.
Ante un problema tan
complicado, con unos responsables semiescondidos y unas causas bastante hondas,
muchas veces damos respuestas o soluciones demasiado simples y generalmente
equivocadas.
Muchas quejas y
gritos, muchos insultos. A bastantes se les ocurrirá marcar en el teléfono un
O, un 9, un 1. Más de un vecino reivindicará más vigilancia, más policía. Cada
vez que se piense así lo mejor es volver a empezar a leer el artículo y pensar
en el niño, su familia, el barrio, la escuela… Dar estas soluciones es por
decirlo de alguna forma, querer acabar con la enfermedad matando al enfermo.
Y estas soluciones
que a nivel se dan. Se dan a través de un sistema jurídico, unas condenas, unos
Tribunales, unos reformatorios y unas cárceles que se ofrecen como salida única
para "resolver" el problema.
Creemos que en
realidad la represi6n aumenta la agresividad del que la padece, que en realidad
la prisi6n puede aportar factores negativos al detenido pudiéndolo inclinar aun
más a la delincuencia. Entre estos factores un informe del IRES (Instituto de
Reinserción Social) señalaba:
- Descubrimiento de
un mundo delictivo con posibilidad de aprender nuevas técnicas de tipo
delictivo.
- Contacto con
delincuentes habituales y profesionales del delito, de influencia perniciosa.
- Perturbaciones de
orden sexual.
- Pérdida del
trabajo habitual.
- Desconexión con la
familia y amigos con posible rechazo por parte de ellos.
- La generalmente
larga situación de preso provisional en espera de juicio, sin saber el tiempo
que allí tendrá que permanecer.
- Supervaloración
del individuo a su salida de la prisión entre los miembros de la pandilla (por
haber estado en ella) y necesidad de reafirmar este prestigio con nuevas
empresas delictivas.
Después de la
represión viene la negación de la posibilidad de encontrar trabajo
"gracias" a los antecedentes y el ciclo vuelve a empezar. Mientras,
emigran más familias, se forman nuevos barrio marginales totalmente
desasistidos, las guarderías suben sus matrículas, se cierran institutos,
aumenta el desempleo y la televisión nos da nuestra ración diaria de
deformación. No es esta la salida y mucho menos la única. Hay otra que reparte
mejor las responsabilidades, que sienta unas mínimas bases algo más sólidas
para dar la solución.
Creemos que debe
haber, que debe exigirse una verdadera prevención social, una planificación
consciente de todas las necesidades fundamentales a cubrir de inmediato y a
medio plazo.
Concretamente en el
barrio un inicio de solución pasaría por los puntos:
- Dotación por parte
del Ayuntamiento de guarderías parvularios gratuitas, con personal y material
adecuado, así como zonas y parques infantiles.
- Subvención para
centros recreativos (esplai) para niños.
- Más centros de
E.G.B. con menos alumnos por aula. Que sean realmente gratuitos.
- Un centro de
Formación Profesional. Ningún cierre de nocturnos.
- Unas condiciones
salariales para el trabajo del joven, unas dignas condiciones de trabajo.
- Un centro a través
del cual los jóvenes del barrio puedan reunirse, expresarse tirando adelante
todas sus inquietudes, incidiendo desde su posición en la realidad del barrio.
Real promoción de
una cultura permanente y no de 7 días, ayudando a que los mismos jóvenes la
construyan día a día de forma propia a través de sus grupos de teatro,
cine-forums, grupos excursionistas,
etc...
y esto sería sólo el
inicio! ! !”
Realment, aquest escrit de fa
37 anys podria ser subscrit gairebé en la seva totalitat. Si més no, planteja el
debat repressió/prevenció, que és totalment actual, i unes situacions que, en
part, ens continuem trobant als carrers i a les escoles.
La situació del 1975 era força
greu: d’ella van sortir els vaquillas i toretes. L’acció de moltes entitats,
les institucions democràtiques i la bonança econòmica dels anys posteriors, amb
un ascensor social que funcionava fins a les plantes del mig de l’edifici, van
reduir la delinqüència i es va passar el tràngol. Si la crisi continua, hi
tornarem?
Centre d’Estudis de
l’Hospitalet
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